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Èlia Blasco, esa voz que te acaricia el alma como la brisa mediterránea, no llegó a la música por casualidad. Su historia, aunque joven, está tejida con hilos de pasión, dedicación y una conexión casi mágica con el arte. Pocos saben que, antes de llenar escenarios, Èlia creció rodeada de instrumentos, con un padre músico que le transmitió el amor por las melodías y una madre poeta que le enseñó a convertir las emociones en versos. Pero, ¿cómo fue ese primer encuentro que lo cambió todo? ¡Prepárate para descubrirlo!
Imagina una niña pequeña, corriendo entre bambalinas, observando con fascinación cómo su padre afinaba su saxofón. Ese fue el universo de Èlia desde muy pequeña. No fue una imposición, sino una invitación constante a explorar el mundo sonoro. Sus primeras canciones las cantaba en el jardín, inventando melodías para las flores y los pájaros. Su padre, al notar su talento natural, comenzó a darle clases de solfeo y a enseñarle a tocar la guitarra. Pero fue su madre quien realmente le dio la clave: «La música no es solo técnica, hija, es sentir». Con esa frase grabada en su corazón, Èlia comenzó a escribir sus propias canciones, pequeñas historias de amor, desamor y sueños que luego musicalizaba con una sensibilidad sorprendente.
Y precisamente hablando de su evolución artística, para entender mejor su presente musical, no te pierdas el videoclip de su nuevo sencillo, «L’Aigua»:
Como puedes ver, Èlia ha sabido plasmar su universo personal en imágenes, creando una atmósfera mágica y envolvente. Pero volvamos a su historia, porque aún quedan muchos secretos por revelar…
Su adolescencia fue una etapa de experimentación y búsqueda. Formó parte de varias bandas locales, probando diferentes estilos y géneros. Pero fue cuando descubrió la música folk catalana que sintió una conexión especial. Las melodías tradicionales, las letras llenas de historia y la fuerza de la lengua catalana la cautivaron por completo. Decidió entonces fusionar sus influencias pop con la esencia del folk, creando un sonido único y personal. Uno de los momentos clave fue su participación en un concurso de talentos local. Aunque no ganó, su actuación llamó la atención de un productor musical que le ofreció grabar su primer EP. Fue un punto de inflexión que le abrió las puertas al mundo profesional.
Además de su faceta musical, Èlia es una apasionada de la naturaleza. Le encanta pasar tiempo en la montaña, respirar aire puro y conectar con el entorno. Esta conexión con la naturaleza se refleja en sus canciones, que a menudo hablan de la belleza del paisaje y la importancia de cuidar el planeta. Pocos saben que también es una excelente fotógrafa. Le gusta capturar momentos cotidianos y transformarlos en pequeñas obras de arte. Sus fotos, al igual que su música, transmiten una sensibilidad especial y una mirada única sobre el mundo. Otra curiosidad: ¡es una gran fanática de los gatos! Tiene dos felinos en casa que la acompañan en sus sesiones de composición y le brindan compañía y cariño.
Con «L’Aigua», Èlia Blasco nos presenta una nueva faceta de su talento. Una canción que te invita a sumergirte en sus emociones, a conectar con la naturaleza y a reflexionar sobre el presente. Sus planes futuros son seguir componiendo, grabando y compartiendo su música con el mundo. Sueña con llenar grandes escenarios y con seguir emocionando a su público con sus canciones. Y estamos seguros de que lo logrará, porque Èlia tiene una voz única, una sensibilidad especial y un talento que la convierte en una de las artistas más prometedoras de la escena musical catalana.
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