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La Húngara, esa voz inconfundible que te pone a bailar en cualquier fiesta, tiene una historia que te va a sorprender. No todo fue fama y escenarios brillantes. Detrás de esa energía arrolladora, hay una mujer luchadora que desde pequeña soñaba con conquistar los corazones con su música. ¿Sabías que su verdadero nombre es Sonia Priego? Pero mejor vamos al principio de esta historia… ¡Te vas a enganchar!
Nacida en Écija, pero criada en Chiclana de la Frontera (Cádiz), desde muy niña, Sonia sintió la llamada de la música. En su casa siempre se escuchó flamenco y copla, melodías que marcaron su alma. Pero fue al escuchar a Camarón cuando supo que quería dedicarse a la música. Con solo 15 años, ya cantaba en ferias y tablaos, curtíendose en el difícil mundo del espectáculo. Aunque no lo creas, sus comienzos no fueron fáciles. Tuvo que compaginar su pasión con trabajos de lo más variopintos para ayudar en casa. Pero su perseverancia y talento eran innegables. Poco a poco, su nombre comenzó a sonar en el panorama musical andaluz, hasta que… ¡llegó su gran oportunidad!
Y precisamente hablando de su evolución artística, no te pierdas su último videoclip:
Como puedes ver, su estilo es único y lleno de fuerza. Ahora, volvamos a su historia…
En el año 2001, firmó su primer contrato discográfico. Su álbum debut, «Amores Gitanos», fue todo un éxito, catapultándola a la fama. A partir de ahí, su carrera despegó como un cohete. Disco tras disco, La Húngara se consolidó como una de las artistas más importantes del flamenco-pop en España. Pero no todo fueron rosas en su camino. Tuvo que enfrentarse a críticas y prejuicios por su estilo innovador, que fusionaba el flamenco con ritmos modernos. Sin embargo, ella siempre se mantuvo fiel a sí misma, defendiendo su música con uñas y dientes. Y el tiempo le dio la razón.
Aunque la vemos siempre radiante y llena de energía, La Húngara es una persona muy familiar y cercana. Le encanta pasar tiempo con sus hijos y disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Además de la música, tiene otras pasiones ocultas. Es una gran aficionada al baile flamenco y le encanta cocinar platos tradicionales andaluces. Pero lo que pocos saben es que también es una gran defensora de los animales y colabora activamente con varias protectoras. ¡Un corazón de oro!
Hoy, La Húngara sigue imparable, reinventándose y sorprendiendo a su público con cada nuevo trabajo. Su música es un reflejo de su alma: apasionada, alegre y llena de fuerza. Actualmente, está trabajando en nuevos proyectos que prometen dar mucho que hablar. Siempre mirando hacia el futuro, pero sin olvidar sus raíces. Y es que, como ella misma dice, «el flamenco corre por mis venas». ¡Larga vida a La Húngara!
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